Ni entiendo el revuelo que se ha formado con el
programa de la Sexta en el que se ridiculiza a la Semana Santa de Sevilla, ni
tampoco entiendo esta exaltación (principalmente en las redes sociales) al
humorista de Canal Sur Manu Sánchez. Ni tanto ni tan calvo.
No es nada nuevo lo de intentar ridiculizar a las cofradías. Así, de pronto, se me viene a la memoria un par de ejemplos que por lo llamativo dieron mucho que hablar en su momento.
Recuerdo un libro de fotografías subvencionado por
la Junta de Extremadura y que firmaba un tal Montoya (sin premio), donde se
mostraban imágenes pornográficas (literalmente) de la Virgen, de Cristo y de los
Santos con obscenidades indescriptibles. O la imagen de una modelo semidesnuda travestida de la
Esperanza Macarena en una famosa pasarela internacional. Como digo nada nuevo.
Pero si nada me puede sorprender de la Sexta,
conociendo su trayectoria, lo que sí me ha llamado la atención es el
enfervorecido aplauso del respetable por la réplica que el humorista Manu
Sánchez hizo (con toda la gracia del mundo, eso sí) en su programa la Semana
más larga. Sencillamente porque hace apenas un par de semanas se cachondeó, con
la misma gracia, del Santo Padre Benedicto XVI a raíz de su renuncia a la Sede
Petrina y en ese mismo programa.
Nada que objetar a Canal Sur que, sobre todo en su programa de radio El Llamador , realiza una encomiable labor de difusión, formación e información de la Semana Santa de toda Andalucía. Pero a lo mejor ahí está el truco, aplaudo y me rasgo las vestiduras defendiendo a las cofradías pero critico y me mofo de la Iglesia. Con el aplauso de la gente. Fijaos si no en el trabajito que le cuesta a este emergente (y creo que excelente) humorista andaluz, para definir a la Semana Santa como fenómeno religioso; cultural, tradicional, popular sí, pero nunca religioso. Así es que no entiendo esta especie de euforia de los cofrades con Manu Sánchez, que repito es digna de aplauso la encomiable defensa que hizo de las cofradías, pero resaltando solo su aspecto cultural y costumbrista. Aunque en realidad creo que defiende más el legítimo orgullo de ser andaluz, nuestra forma de ser, que a las propias cofradías.
Por otra parte tampoco entiendo que el humorista ataque al programa de la Sexta por entrevistar, según él, a personas mayores, con poca formación, que no se saben expresar.....Pues son las mismas personas que van al programa de Juan Imedio y escuchan a todas horas Se llama copla, ¿o es que la audiencia de estos programas está formado solo por intelectuales?
Además ridiculiza a la presentadora de la Sexta Anna
Simón con chistes y descalificativos sexistas que no sé yo hasta dónde hubieran
llegado los gritos si esto se hubiera
dicho en otros medios de comunicación. Retomen el vídeo del programa si no han
reparado en lo que digo.
No soy espectador de la Sexta. Me parecen zafios algunos programas de televisión cuyos presentadores, guionistas y directores ocultos bajo la piel del progresismo, capa que al parecer todo lo tapa, creen tener patente de corso y superioridad moral para insultar a quienes a ellos le vengan en gana, sobre todo a los que políticamente no piensan como ellos, y con especial inquina a la religión, católica por supuesto. Con otras no tienen cojones, ¿a que no?
Hemos asistido, por su innegable interés público, a ver cómo todos los informativos abrían con la imagen de la cúpula del Vaticano en la pantalla todo el tiempo que duró la Sede Vacante, el cónclave de elección y la entronización del nuevo papa Francisco. Pero al mismo tiempo, en el programa siguiente han ridiculizado todo lo que han podido y más a la Iglesia. Todas, o casi todas las cadenas de televisión. Así contentamos a todo el mundo. Eso tan nuestro, y tan cofrade, de poner una vela a Dios y otra al Diablo.
Jamás se me ocurriría contestar a un micrófono de un
programa de humor de la Sexta, ni de programas parecidos. Pero según Manu
Sánchez, como no tengo setenta años y todavía me sé explicar, por eso no me preguntan por la calle. No estoy en la
población de riesgo de ser entrevistado.
Lo que decía al principio, ni entiendo la
indignación con la Sexta, quizás por previsible, ni la exaltación de Manu
Sánchez. Ni unos tan malos, ni otros tan buenos. Televisión, al fin y al cabo.
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