Aparece este artículo a destiempo, interrumpiendo el
periodo vacacional de este blog, como una salida extraordinaria. Y es que
últimamente he oído y leído tantas sandeces sobre El Rocío que me ha hervido
varias veces el agua del radiador, no me he podido resistir, y ahí lleváis un
puñado de pensamientos y reflexiones. Y como siempre digo, sin ánimo de
pontificar ni aleccionar a nadie. Y mucho menos ofender a quienes tienen todo
el derecho a opinar libremente.
Resulta que en el sitio de Internet de un diácono de
la Iglesia, al que admiro por sus conocimientos en liturgia y en otros muchos
aspectos, como en el de la defensa de la tradición en las formas de nuestra
Religión, se empezó opinando sobre el atuendo de pastora de la Santísima Virgen
del Rocío, y degenerando degenerando se acabó calificando de animales a algunos
almonteños (menos mal que ver que no fue a todos).
Pero vayamos por partes, como dijo Jack el destripador.
El atuendo con el que es ataviada a la Blanca Paloma,
que “aunque no lleva alas” es llamada así por la representación del Espíritu
Santo que lleva la Virgen en su palio, y tan unida a la celebración de
Pentecostés, sea de pastora o de dama de viaje, ¿qué más dará?, casi siempre ha
sido de tejido brocado, sobre todo en la saya, pero muy especialmente el manto,
que si fuera uno de los bordados, cualesquiera de ellos, el de los Montpansier,
el de los Apóstoles o el último de Santa Bárbara, sería imposible que las
camaristas le hicieran ese peculiar recogido en el polisón tan propio en la
vestimentas señoriales de la mujer de siglos pasados. Para dos o tres veces que
ha ido con saya bordada, el siglo pasado en la inmensa mayoría de los traslados
ha ido de tela brocada. Y así está en la memoria colectiva de los rocieros.
¿Qué con un diseño propio y más rico en el brocado sería mejor? Pues a lo mejor
sí, pero no es para descalificar el vestido de este año. Ni el sombrero, que a
veces es de encajes de oro, o de copa alta, con más o con menos flores, pero
siempre bellísimos.
Hay quien para hacer daño, no parece que sea por otro
motivo, saca a relucir sin venir a cuento el doloroso episodio de la rotura del
varal del año pasado. Parece que no se acuerdan de haber visto, como yo, la
caída de una bambalina en los palios de varias cofradías sevillanas de
enjundia, o la rotura de un varal maestro y tener que seguir el recorrido
levantando a pulso o como cuando se rompió la cruz al Cristo de la Carretería…
Supongo que no sería queriendo, ¿no?
Se habla de las bofetadas delante de la Virgen,
ciertamente lamentable. Pero en otras cofradías hay “bofetadas sin manos, y con
ellas” (¿recordamos ciertas campañas electorales?) mucho más crueles que estas
resultadas a lo mejor del nerviosismo de un momento, y que si no hubieran mil
cámaras de televisión ahí ni nos hubiéramos enterado. Problema sin duda
derivado de la universalidad del Rocío y del imán que tiene la Patrona de
Almonte para los medios de comunicación, y que desde este año ha comenzado una
recuperación en la forma de sacar a la Virgen que incluso ayer pudimos
apreciar. No pretenderán que pongan vallas en todo el recorrido como en el de
la Virgen de los Reyes, ¿no? Cuando las ponen es que a lo mejor temen algo, no
creo que las pongan por gusto.
Pero lo que más perplejidad me ha causado es lo de
calificar de animales a los que llevan sobre sus hombros (y en el corazón, que
es mejor) a la Reina de las Marismas, a los almonteños en definitiva. Y me
gustaría preguntarles a lo que esto opinan que qué les parecería si “los
forasteros” fuéramos a organizarles a ellos sus cofradías, si les gustaría que
la Esperanza de Triana pasara el puente con las chicotás como nosotros
quisiéramos, o vistiéramos a la Virgen del Museo con otro tipo que no fuera su
personalísimo tocado, o si opináramos que el original color “aguas” de su manto
es una “trochería” (palabra netamente onubense) y que está descolorido. O
pretendiéramos ponerle música a la maravilla caminante del Señor de Pasión, o
decidiéramos el orden de paso por carrera oficial, que ahí, en La Campana sí
que se ven animaladas (izquierdazos, retarasazos, entradas eternizadas con
recitales musicales…) ¿Animales? Demasiado pacientes, mejor diría yo, ¿o no es
de eterna paciencia que muchos rocieros copien hasta el color de las camisas,
que tengan que aguantar en su propia casa que quieran disponer de lo que es de
Almonte, que algunos les hagan la pelota de tal manera con tal de meterse bajo
el paso que parecen más almonteños que ellos mismos, que da la sensación que
algunos hubieran nacido en la sacristía de la ermita o detrás del cuarto de las
velas. ¿Animales?, quizás ingenuos, permitiendo que algunas hermandades quieran
ir de por libres, que su meta sea el camino, y no la Virgen, y que encima consientan
a una renombrada hermandad una peregrinación extraordinaria con carroza y todo
desde El Rocío hasta Almonte para celebrar una efemérides particular.
Que si no lleva ovejas no puede ser pastora; ¿borregas?¿Para
qué? No le hace falta con la cantidad de cabritos que hay por ahí suelto.
¿Qué las personas encargadas del atuendo no son
válidas? ¿Ustedes han visto a la Virgen de perfil esta mañana caminando? Parece
que estuviera “viva” con el movimiento del pelo y el de la cinta izquierda del
sombrero; o este año vestida para la romería con las flores de color coral y
espigas, si la perfección existe la vi este año en la Virgen.
Y todo por una foto en color sepia. ¿Se imaginan
ustedes ahora, por ejemplo, a la Esperanza Macarena vestida como lo hacía
Gamero o el mismo Juan Manuel? ¿A que se vería desfasada?, ¿O que saliera otra
vez bajo el palio de plata de Rull? El estilo de la de la Virgen “no puede
volverse atrás , aunque los vientos se vuelvan”.
Hablamos del atuendo, pero nada decimos del Año Jubilar
en Almonte. Como tantas veces los cofrades, enmarañándonos en lo superfluo y
dejando que se disipe y se nos escape lo verdaderamente esencial: Que gracias a
la Virgen almonteña podremos lucrarnos con las indulgencias que la Iglesia nos
dispensa en el Año Jubilar Rociero.
Ganas de hablar. Y libres somos de opinar. Pero la
Sagrada Imagen de la Virgen del Rocío, para mí, es un icono perfecto, sea de
pastora, de dama de viaje, o de reina. A
lo mejor es por que es Patrona, Pastora y Reina de Almonte y del corazón de los
rocieros de buena voluntad. REGINA RORIS, ORA PRO NOBIS, MISERI NOBIS.