Ahora sí, ahora no. Ahora no hay magna, ahora sí hay
magna. ¿Qué ha cambiado ahora para que lo que hasta hace apenas unas fechas
fuera inviable por representar gastos innecesario en tiempos de crisis, ahora
sean justos y más que necesarios? ¿Qué habrá ocurrido para dar este bandazo?
¿Quién o quiénes son los que han dado ahora su brazo a torcer retorciendo su anterior
criterio? ¿Pero esto qué coño es?
Que quede bien claro que creo que las cofradías
siempre, vuelvo a repetir por si no ha quedado claro, siempre deben estar al servicio
de la Iglesia, su principal misión en el mundo actual no debe ser otro que
servir, ser útil a la evangelización, con nuestra especial, distinta e
inigualable forma de manifestar la Fe, pero en una actitud de ayuda y
disposición al Pueblo de Dios en Huelva. Y al legítimo Pastor de la Iglesia
Onubense como nos justa proclamar en las protestaciones de fe de nuestras corporaciones. Pero de ahí
a que las cofradías sean como aquella costurera, María Pabilo, que cosía de
balde y ponía el hilo, o como una puta que encima tuviera que pagar la cama, va
un verdadero e insondable abismo.
Creo que ya es hora de hacernos valer, porque a pesar
de nuestros defectos las cofradías siguen teniendo la dignidad que les otorga
la sencillez de la devoción popular, tan defendida recientemente por SS Santidad el Papa Francisco, la fidelidad a la Iglesia durante siglos y
la de ser de las pocas entidades aglutinadoras de fieles que nos quedan. Por
eso no se merecen el trato que a veces reciben de quienes más deberían
cuidarlas y defenderlas, y por supuesto que no se puede generalizar, pero hay a
quienes se les nombran las cofradías y parece que se les mentara al diablo (Ave
María Purísima). ¿Por qué un Santo entierro Magno no, y ahora una megaprocesión
sí?
Creo que perdimos una gran ocasión y que hubiera
sido más oportuno aquel fallido Santo Entierro Grande, que esto que ahora se
propone, habiéndose realizado incluso en Viernes Santo. Porque mira que se
dijeron trocherías en detrimento de aquella propuesta, destacando sin duda
alguna aquella que aseguraba que era una ofensa para las hermandades del
Viernes. ¿Cuándo se hubieran visto en otra? Pienso que al acompañamiento
habitual que llevan estas hermandades se les hubiera sumado los fieles que
hubieran acudido atraídos por la excepcionalidad de esta procesión,
fundamentalmente de gente que habitualmente no ven esas cofradías, incluso
venidas de fuera. Además, da la casualidad que por los momentos de la Pasión
del Señor que representan, hubieran encajado cronológicamente en su lugar de
paso habitual en esa jornada.
Pero no es momento de lamentarse, aunque piense que se ha perdido una gran ocasión para haber dicho no , ahora no, a esta magna. Ahora de lo que se
trata es de que esta manifestación de Fe se programe a la perfección para que
sea un acto que se recuerde para siempre, algo que motive y sea reflejo de la
sinceridad con que las hermandades onubenses muestran, en este caso a cara
descubierta, las verdades de nuestra Fe, aunque su convocatoria salga a la luz
en un tiempo poco propicio, más pendientes de meybas y bikinis que de otra cosa
(aunque a los más jartibles nunca les coge
estas cosas con la guardia bajada), para que nadie pueda decir que nunca
estamos contentos con nada. Me imagino que costará Dios y ayuda sacar en agosto
un cabildo adelante, pero seguro que habrá fórmulas para que todo llegue a buen
puerto, ahora que estamos en la octava del Carmen.
Lo hecho, hecho está. A pesar de lo que personalmente podamos pensar,
todos deberemos poner de nuestra parte para que la petición que el obispo hace
a las cofradías para celebrar digna y cofradieramente el Año de la Fe sea
multitudinario y podamos demostrar, por si hubiera alguna duda, el poder de
convocatoria que tienen nuestras asociaciones de fieles.
No es cuestión de ser ni hostiles ni servilistas, pero a ver si de una puñeterísima vez se nos empieza a tratar con más seriedad, aún con nuestras carencias, y
poniéndonos en el sitio que merecemos, y dejamos ya de deshojar a conveniencia,
ahora sí, ahora no (ya está bien, carajo) la antojadiza margarita que doblegue la voluntad del conjunto de las hermandades y cofradías que conforman la Semana Santa de Huelva.