Desde antes, desde mucho tiempo antes de que nadie
hablara siquiera de los actos (muchos todavía ni sabían que la parroquia de la
Purísima Concepción cumpliría 500 años en el 2015) ya la hermandad del Nazareno
me consta y soy testigo de que albergaba la idea de ofrecer al Consejo de
Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Huelva la imagen del Señor para que
presidiera el Vía+Crucis de Cuaresma.
Ya desde entonces en el seno de la corporación se
gestaba que el rezo de este piadoso ejercicio por las calles de la ciudad,
además de para celebrar la efeméride de la parroquia de la que El Señor indudablemente es más que un referente
devocional, sirviera también para que la
Hermandad se reencontrara con su propia historia entroncando con la celebración
del quinto centenario de nuestro templo.
Mucho se pensó, muchos destinos e itinerarios se
contemplaron, muchas ideas se barajaron hasta dar forma definitiva a la
organización de este acto penitencial que celebramos anual y conjuntamente
todas las cofradías de Huelva, con la pretensión de que ésta de 2015 estuviera
a la altura de anteriores ediciones, de
impecable organización.
Pero fue, y sin él mismo saberlo, el señor
presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías el que aportara luz
definitiva al proyecto final del Vía+Crucis a celebrar el próximo día 2 de
marzo, segundo lunes de Cuaresma.
Toni González, en una entrevista emitida por
televisión, aseguró que, a falta de un templo capaz, solo tres plazas públicas
de nuestra geografía urbana eran idóneas para acoger adecuadamente el
desarrollo del solemne acto: La Plaza de la Merced, la de las Monjas, y la de
San Pedro. Ahí fue cuando la hermandad del Nazareno lo vio y lo tuvo claro: El Señor volvería a la plaza de San
Pedro.
Y decimos que Jesús Nazareno volverá (D.m.) a la
Plaza de San Pedro porque hasta bien avanzado el siglo XIX era el destino
habitual donde su hermandad realizaba la estación de penitencia. Es más, el
punto culminante de la procesión en la madrugada de cada Viernes Santo tenía
lugar allí, en ese emblemático lugar de Huelva, con el denominado Sermón del
Paso.
La sagrada imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno en
su itinerario de ida y vuelta a la parroquia Mayor de San Pedro, en la que
entrará por amable invitación de su cura párroco y deseo del Consejo, se irá,
como dijimos, reencontrando con su propia historia. A cada paso que dé irá
renaciendo ante Él los recuerdos, volverá a florecer la memoria de un pasado
que durante más de cuatrocientos años han forjado la realidad de esta señera,
vigente y floreciente devoción.
El Señor pisará la misma calle que vio nacer a su
hermandad en un lugar, que como tantas otras cosas en nuestra ciudad, es ya
lamentablemente, patrimonio del olvido.
Reverdecerá el esplendor de la casa-palacio que fuera el hogar de una familia,
la de los Trianes, que vivió por y para su hermandad, la que viendo que por los
avatares de la historia y de la política la cofradía era exclaustrada de los
muros del convento de los Mínimos de San Francisco de Paula, donde nació
fundada por los duques de Medina Sidonia, le labra una capilla propia en la
parroquia de la Concepción que andando el tiempo se convertiría en el centro de
peregrinación de toda una ciudad que de continuo se postra ante Él.
Al pasar por
el Santo Ángel, donde encontró cobijo mientras se reconstruía su templo, El
Nazareno volverá a sentir en la pátina de su piel el calor del fuego fratricida
de una guerra que acabó con su carne de madera, pero no con el espíritu de su devoción que
volvió a anidar reencarnado en otra imagen hasta llegar a lo que es hoy.
Pasará junto a un monumento cuyas dos columnas
hechas de historia y de fe, más que de alabastro, y que sostienen el triunfo de
un dogma tan querido por los españoles que una cofradía, la del Silencio de
Sevilla, hizo defensa del mismo con voto de sangre, y del que este año, vaya
coincidencia, se celebra el cuatrocientos aniversario. Por este motivo la
bandera blanca del Voto Concepcionista precederá el paso del Señor en el
Vía+Crucis del Consejo, subrayando así el carácter concepcionista de la
hermandad, el de su parroquia y el de toda Huelva.
Al pasar El Nazareno por el colegio de las Esclavas
reverdecerá la memoria de un joven abogado que dirime su vocación ante Jesús
Sacramentado y ante su sagrada imagen, el que luego fuera Cardenal Arzobispo de
Sevilla, el Obispo Mendigo, y cuyas continuadoras de su obra, las Esclavas del
Divino Corazón, serían, andando el tiempo, camareras honorarias del Señor.
También por eso, en la tarde del lunes dos de marzo,
conmemoración de la muerte para este mundo de Sor Ángela de la Cruz, a los pies
del Nazareno de la Concepción se dispondrán tres reliquias, además de las de la
Santa sevillana, las del Beato Marcelo Espínola y las de D. Manuel González, las
de este último por celebrarse el Vía+Crucis alrededor de la plaza que preside
su monumento y por la especial vinculación del fundador de las Marías de los
Sagrarios con la parroquia de San Pedro.
Eso es lo que
tienen las devociones con historia, que en ellas todo se reviste de sentido y
de lógica. Eso tiene esta imagen de Jesús Nazareno, que como Sacerdote Eterno hará de puente entre dos parroquias más que
centenarias.
Pero al final de su itinerario, cuando el Nazareno
suba a la altiva alcazaba de San Pedro y entre en la fortaleza de la Parroquia
Mayor de Huelva, al fin y al cabo no hará otra cosa que buscar un preludio de
palmas y hosannas, allí, donde todo comienza en el Domingo de Ramos con Cristo
entrando en la Semana Santa sobre una borriquita. Desde allí va a recorrer los
misterios de su pasión, muerte y su resurrección, pisando las huellas
indelebles que cada Martes Santo Jesús de la Pasión deja grabadas a fuego, más
que en el suelo, en el alma de la ciudad. Y será allí, por fin, donde encuentre
la misma Resignación que los cofrades buscamos en la mirada perdida de una
Virgen cuando todo acaba, cuando casi agoniza la semana más hermosa del año.
Solo es un Vía+Crucis, cierto. Solo es un acto
penitencial como otros tantos, es verdad. Pero también es lógico que su
hermandad se haya querido volcar en la organización por las especiales
circunstancias que en este año concurren.
Sencillez y esplendor pretendidos; aún en el
convencimiento de que todo lo que protagoniza el Nazareno se convierte en
acontecimiento. Austeridad cuaresmal requerida en las formas; pero con visos de
salida extraordinaria; ascetismo cofrade deseado para la celebración de un acto
cuaresmal, pero subrayados con el cálido
fervor hacia Nuestro Padre Jesús Nazareno. Así se prepara; así se sueña el
momento, sencillo, solemne, sincero...
Quizá por eso
Nuria Barrera pintara de esa forma su cartel para anunciar este especial evento,
solo con el rostro del Nazareno, despojado de todo, exento de todo; pero con la
grandeza de su mirada capaz de traspasar los lienzos; con las letras color
sangre donde se intuye el perfil de la ciudad con las dos torres de los dos
templos entre los que sucederá todo... y el Señor derramándose a chorreones
sobre nosotros en los diversos morados de su túnica.
En estas coordenadas se enmarcará el Vía+Crucis.
Esta es, groso modo, una hoja de ruta que Dios quiera que se sepa recorrer con humildad
y con verdadera unción religiosa en esa tarde de Cuaresma.
Esta es la memoria previa de un Vía+Crucis que la
hermandad de la Madrugá ofrece a los cofrades y al pueblo fiel de Huelva para
que juntos conmemoremos, paso a paso, estación a estación, la Pasión, Muerte y
Resurrección de Jesús Nazareno, en este tiempo morado con ribetes celestes por
el aniversario de la parroquia de la Purísima Concepción onubense, primada en
el Mundo con esta gloriosa advocación y
casa y morada de este Señor de la Historia que se perpetúa, siglo tras siglo,
en la misma Historia de Huelva.