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viernes, 1 de marzo de 2013

FIN DE CICLO


Qué verdad es que cada uno cuenta la feria como le va. No tendrá la misma percepción  de las cofradías quienes pertenezcan a una hermandad, llamémosle emergente, con  un presente pleno e ilusionantes proyectos de futuro, cuya convivencia sea ejemplar, aglutinadora de voluntades, que quien esté en otra cuya relación entre hermanos esté rota, que se limite a malcumplir unas reglas, que esté vegetando o se encuentre en fase de regresión. Cada uno opinará según su experiencia personal.

Pero está claro que algo está pasando, y creo que para bien, cuando  desde tantos y tan distintos frentes se están alzando  voces de alarma contra la deriva que está tomando todo lo referente al mundo de las cofradías y la celebración de la Semana Santa. Quienes hasta hace poco utilizaban sus tribunas de opinión solo para ensalzar, ahora advierten del peligro que corre la autenticidad de esta celebración. Con inusitada frecuencia  y desde un tiempo a esta parte, quienes cantaban a la luz dorada de la cera, al incienso embriagando los sentidos, al azahar, a la mecida de unas bambalinas, al rizo del filo de una túnica de un Cristo y a la luna grande de Paresceve, utiliza ahora palabras como desmesura, frivolidad, frikismo, protagonismos, superficialidad, escriben afición donde antes escribían devoción, y una expresión que no sé bien si temer o tenerle confianza: fin de ciclo.

Es evidente que hay opiniones que valen su peso en oro, juiciosas, realistas, serias en su análisis, creíbles por la trayectoria cofrade de quienes las avalan; y otras, a lo mejor bienintencionadas, pero que no dejan de ser productos precisamente de las situaciones que se denuncian y que han llevado a las cofradías al estado en el que muchas se encuentran, preciosas por fuera, pero sostenidas solo en lo material, pero con Dios arrinconado y su voz amordazada.

Las cofradías no necesitan caudillos salvadores, ni visionarios, ni interesados salvapatrias (de todo esto ya tuvimos en la política y en las cofradías) ni siquiera adoctrinadores integristas con chilaba moradas. A las cofradías les basta con ser ellas mismas, mejor dicho, que los cofrades sepamos qué son las cofradías. Hasta SS el papa Benedicto XVI en su alocución de despedida en su última audiencia general nos recuerda literalmente que la Iglesia no es una ONG, sino un ente vivo en la fe. Pues lo mismo son como parte de la Iglesia, las cofradías. Y para eso solo hace falta que recorramos su historia, que veamos cómo en cada momento de dificultad supimos reinventarnos y cómo fuimos capaces de seguir siendo útiles, sin dejar de ser nosotros mismos.

No nos dejemos manejar, por nadie; ni de dentro, ni de fuera. Que cada uno individualmente se forje su idea de hermandad conociendo qué son las hermandades y sin que nadie se deje influir por ningún foro de opinión, ni siquiera por este.

Se titula este artículo Fin de Ciclo, fin de trayecto en esta Cuaresma  ideal para la observación, para la reflexión, para que lejos del ruido aparezca la verdadera imagen de las cofradías. Por eso también este blog guardará un prudente silencio hasta que las campanas de la Pascua de Resurrección nos despierte del sueño de otra Semana Santa. Que cada cual la viva a su manera, pero intentando buscar la verdad de nuestra más hermosa celebración que da síntomas evidentes de un cambio de ciclo, como de Semana Santa en "sede vacante". Hasta pronto.

¿Será verdad que estamos pasando página?

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