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jueves, 22 de septiembre de 2011

NO OS COMPRENDO


Los que me conocéis, y a los que no ya os lo adelanto, sabéis que no soy referencia moral para nadie. Solo intento cumplir con dignidad los preceptos de mi religión, vivir mi fe con natural alegría y llevar con la mayor elegancia posible las cruces que me pueda encontrar en el camino de mi vida.. Modelo para poder imitar no me falta en la sagrada imagen del portentoso Nazareno de la Concepción.

A nadie intento aleccionar y a nadie pretendo convencer. Ni me sorprendo de determinadas actitudes de miembros de mi Iglesia, ni me voy a escandalizar por algunas opiniones sobre lo que para mí son principios sagrados. No suelo adquirir la actitud de la “duquesa ofendida” tan fácilmente. Pero de verdad ,os aseguro, que me he sentido tocado en la línea de flotación de mi capacidad de sorpresa cuando he oído y leído  opiniones de cofrades, de demasiados cofrades, al parecer indignados con la figura de S.S, El Papa Benedicto XVI en su visita apostólica a Madrid con motivo de la celebración de las Jornadas Mundiales de la Juventud, de tan notorio éxito y cuyos frutos ya están notándose.

Desde el respeto a cualquier opinión, y lejos de intentar convencer a nadie, perdonad que os diga que no os comprendo. No es indignación, ni cabreo contra nadie, si no incapacidad para comprender a quienes han criticado, no ya la visita o la celebración de la JMJ, si no la propia autoridad y magisterio del mismísimo Papa… Y siendo cofrades.

Alegar la edad del Pontífice como impedimento para desempeñar su labor al frente de la Iglesia Católica es, cuanto menos, impropio de los que debemos venerar la experiencia como una virtud para dirigir cualquier empresa. El mismo Cristo escogió como sucesor al mayor de entre sus amigos. Mi padre tiene un año más que Su Santidad el Papa, y a pesar de las “impertinencias” propias de su edad, pido a Dios que lo siga teniendo muchos años entre nosotros. Sus opiniones, sus consejos, los sigo teniendo en cuenta como ley. Y sus deseos aunque chocantes a veces, para mí y para mis hijos son ordenes. No entiendo que los años sean un problema para ser la cabeza visible de la Iglesia.

Otros alegaban que el “líder de su iglesia, es decir Cristo, murió crucificado, no se codeaba con los poderosos y nunca viajó en papamóvil” (Sic). Dios mío, cuánta demagogia, porque  luego, como cofrades que son, a quienes esto afirman les gusta más que a mí (que ya es decir), unas potencias de oro, un manto bordado y unos respiraderos de plata en el mejor paso que haya. Pero el Papa que vaya en taxi.

Otros muchos arremetían contra el coste económico de la visita. Cierto es que la seguridad que lleva el pontífice es superior a la de cualquier jefe de estado que nos visite, por algo será. Pero que tampoco difiere mucho del coste que supone a las arcas del estado la visita a nuestro país de cualquier dictadorzuelo de tres al cuarto, o el capricho de la señora Obama de veranear unos diítas en la Costa del Sol. Y aquí nadie dijo ni pío. Solo se oía la banda sonora de la película de Berlanga, ya sabéis: “Americanos, os recibimos con alegría…”.

Pero donde me vi tocado y hundido y me cuestionó muchas, demasiadas cosas, fue en la defensa que algunos hicieron de las teorías del Cardenal Martini sobre el celibato sacerdotal, (eso si, opcional, solo faltaba que fuera obligatorio), sobre la ordenación de mujeres y sobre otros aspectos “estrella” para los detractores de la Iglesia. Y es que aquí estamos pisando terreno peligroso. Un cofrade no puede poner en entredicho bajo ningún concepto, y desde mi punto de vista, la autoridad del Papa a quien juran defender el domingo por la mañana en la Función Principal de Instituto, y por la tarde ponen en duda.  Por eso el mejor Martini, el que a mí más me gusta, es en copa corta, con dos cubitos de hielo y una rodajita de limón. Removido, no agitado.

Insisto en que no me corresponde a mí aleccionar a nadie pero tampoco pueden pretender que no exprese mi opinión. No es mi intención herir a nadie como a mí me han herido ciertas opiniones que provenían de un mundo, el cofrade, al que pertenezco por voluntad propia, y al que conozco bien… O creía conocer. No os imagináis lo aligeradita que se ha quedado mi agenda de amigos en Facebook después de leer las barbaridades que leí contra el Papa y contra la Iglesia.

Retomo este blog en el que debía hablar de la Virgen, en este septiembre reflejo de mayo en su dedicación a María. No ha podido ser. Soy buen pagador. Le debo una.

Pero me urgía expresar mi adhesión al Papa, como cofrade y como católico, y mi sincera y perpleja incomprensión con los cofrades que así opinan. Dicen que corregir con humildad a tu hermano es una obra de misericordia…Hacedla conmigo si estoy en el error.

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