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jueves, 17 de enero de 2013

COMO LA IGLESIA QUIERE SER SERVIDA


Vaya ejemplo que estamos dando. Valiente espectáculo estamos ofreciendo a quienes menos nos quieren. Se estarán frotando las manos y se las estarán frotando con razón. No hacemos más que mostrar nuestra peor cara, nuestro más absoluto desconocimiento de lo que tiene que ser una cofradía como grupo religioso que pertenece a la Iglesia, ¿o no habíamos quedado que las cofradías deberían ser eso y no otra cosa? Porque parece ser, a tenor de lo oído y leído últimamente, que no sabemos lo que nos traemos entre manos.

Hay quienes a estas alturas todavía no saben que un Santo entierro Magno, o Santo Entierro Grande como se le ha llamado en Huelva toda la vida de Dios, no es una procesión que se crea exprofeso y de la nada para celebrar algún evento reseñable. Es la procesión de la hermandad del Santo Entierro ya existente que se complementa con los distintos misterios de la Pasión y Muerte de Cristo mostrándonos cronológicamente cómo fueron aquellos momentos que cambiaron el rumbo de la Humanidad, dividiendo a la Historia en antes y después de Cristo. Por eso esta celebración tiene lugar en Sábado Santo allí donde la procesión del Santo Entierro cada Semana Santa, es decir, todos los años, se desarrolla en dicha jornada cofrade; o en Viernes Santo si habitualmente es así.

 Vaya por delante que todavía sigo sin entender por qué no puede haber en Huelva una excepcionalidad para que esta  procesión extraordinaria se pudiera llevar a cabo en Sábado, incluso después de haber leído la nota de prensa del Obispado. No lo entiendo. Ahora bien, de ahí a las auténticas barbaridades que se han oído y leído a tenor de la negativa a la magna procesión va un verdadero trecho, un insondable abismo.

 Sigo sin  renunciar ni a una sola de las ideas expuestas en el anterior artículo de este mismo blog, pero no puedo estar de acuerdo en absoluto con los ataques, rayando con el insulto, que se han vertido en contra de algunos sacerdotes de nuestra diócesis, y hasta con el propio Obispo, precisamente un obispo que ha acudido a las cofradías siempre que se les ha necesitado, que se ha mostrado cercano, que ha predicado con frecuencia en sus cultos, que  ha descendido a ras del suelo cofrade, y sin tener porqué. Lo mismo lo hemos visto tocar el martillo de un paso en noches de ensayos, que dentro del coro de la primera voz de una banda de cornetas y tambores, o nos lo hemos encontrado a pie de calle contemplando como un onubense más el paso de las cofradías, ¿más cofrade, más nuestro lo queremos? Y no estoy dando marcha atrás de lo que pienso con respecto a la negativa al Santo entierro Grande, ni me estoy desdiciendo de que hay en la curia quien no nos quiere, ni bien ni mal. Pero de ahí a pretender ver a las cofradías fuera de la Iglesia, como literalmente he leído, incluso clamando para que nos llevemos las imágenes a las casa de hermandad y hacer una Semana Santa al margen, de por libre, hay que estar muy loco, o no tener ni idea de lo que va esto.

Lo cierto y verdad es que con este absurdo motivo se ha abierto una válvula de escape por donde hemos vomitado todos los odios posibles contra nuestra propia Madre la Iglesia, contra sus ministros y contra su Pastor. Y todo por creernos que las cofradías somos el centro del Mundo, imprescindibles para la celebración del Año de la Fe en Huelva. Hemos querido servir a la Iglesia como a lo mejor la Iglesia no quiere ser servida. Nos empestillamos en querer hacer las cosas a nuestra manera, que como cofrades que somos nos parecen la más adecuadas, la mejores, la más bonitas, y seguro que hasta llevamos razón. Pero no podemos imponerlas. Creo que se pierde una oportunidad de mostrar músculo en una sociedad cada vez más alejada de Cristo, más decadente. Pero, ¿cómo vamos a empecinarnos en asistir a una fiesta dónde no hemos sido invitados?

 Y del extenso catálogo de despropósitos que se están oyendo que se harían en el hipotético caso de que finalmente se autorizara la tan ansiada procesión, mejor no hablar. De vergüenza ajena. Se pretende forzar situaciones que sobrepasan el esperpento, como las de ciertas hermandades que por su lejanía al centro de la ciudad pudieran pretender acortar sus itinerarios el día de salida pernoctando en templos más cercanos a la Carrera Oficial, para facilitar así su participación en la magna procesión, aunque vaya en detrimento de su estación de penitencia que se supone debería ser lo más importante, mucho más que participar en un Santo Entierro Grande. ¿Es eso serio? ¿Pero esto qué es?

Y siendo  como somos, nos ha faltado el tiempo para levantar en ,las redes sociales la veda de los disparates más absurdos para "castigar" al Obispo con ideas tan preclaras como pasar de largo por la Concepción sin parar los pasos, ir sin música en Carrera Oficial, que no asistan representaciones a la procesión oficial del Entierro de Cristo......La sinrazón hecha carne de Internet.

Parece mentira que haya que recordar algo tan obvio como que las cofradías nos debemos a la Iglesia, que somos Iglesia y que debemos servir a la Iglesia. Pero como la Iglesia quiere ser servida, no como los cofrades queramos. Nuestra postura creo que debe ser la del ofrecimiento, no la de la coacción. Aquí estamos por si nos necesitan, pero no pretender hacer una religión a nuestro gusto ni un Santo Entierro Grande conseguido  a martillazos.

1 comentario:

  1. Pienso que todo esto pasa, entre otras cosas, por la improvisación y la falta de un proyecto común en la Semana Santa onubense. No puede ser que los proyectos en nuestras hermandades y en el propio Consejo no vayan más allá de los cuatro años de "mandato" y no se puedan desarrollar proyectos más allá de ese tiempo, ¿por qué no se pronunció el pleno de hermanos mayores cuando Su Santidad propuso el Año de la Fe para empezar entonces a trabajar en el proyecto de Procesión Magna, o por qué el actual presidente no llevó su propuesta en ese momento al entonces presidente y los los demás candidatos? La respuesta es sencilla, para en caso que se hubiera podido llevar a cabo, otorgarse el solito un mérito que debía ser de toda la Semana Santa. No hay visión global, de conjunto de nuestra Semana Santa, sólo nos miramos el ombliguito, y así nos va.

    Por otra parte la mayor parte de los "cofrades" -sí, lo lees bien, con comillas- no pasan de vulgares sacapasos sin la más mínima noción de eclesialidad. Si en vez de aprenderse a diferenciar un costero y un izquierdo o si este manto lo bordó fulano en tal año, aprendieran, por ejemplo, que Marcos y Lucas son evangelistas pero no están entre los doce apóstoles, y que además de a los ensayos, conciertos de bandas y tertulias sacaojos, hay una cosa llamada Eucaristía de la que es conveniente participar de vez en cuando, otro gallo nos cantaría.

    En fin, para que extenderme más. Quizá lo haga en mi blog que lo tengo abandonado el pobre. Un abrazo d.Manuel.

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