"Dónde está , Señor, la Justicia de los que
esperan, de los que mueren por llegar al norte, los ahogados de cansancio, los
que no tienen padre, ni madre, ni patria, ni casa, ni silla para sentarse, los
que no tienen familia, los que no tienen ni tumba? Si levantamos la piel del
mar, veremos muchos de ellos allá abajo"
CARLOS HERRERA CRUSSENT
(De su pregón de Semana Santa)
Lo que está pasando con la inmigración en el mar
Mediterráneo es, efectivamente, para que se nos caiga la cara de vergüenza a la
Humanidad entera. Estos miles de muertes gratuitas, día sí y día también, es
para hacer sonrojar a cualquiera, para ablandar hasta el corazón más duro, si
es que no se es político, claro, que entonces lo que se tendría dura sería la
cara.
Porque lo que más sonroja y más vergüenza da es leer
o escuchar las declaraciones de los dirigentes de los organismos internacionales.
Para vomitar.
Resulta que la ONU, por poner un ejemplo
meridianamente claro de insolvencia manifiesta, insta a Europa a que ponga fin
a esta sangría humana. Y Europa, que sigue mirando para otro lado, corre la
bola a Italia y a España. ¿Y ellos, la ONU, entonces para qué están? ¿Alguien
me dice si esta organización ha servido alguna vez para algo serio?¿Ha sabido o
podido acabar con alguna dictadura en el mundo? ¿Ha parado alguna guerra con
sus Geyperman azules? ¿Para qué tener tantos embajadores de buena voluntad,
normalmente artista progresistas, solidarísimos, que se hacen la foto en África
con ropa (con look) de safari con un montón de negritos alrededor, en un
descarado postureo mediático?
A ver si se deja de reunir urgentemente a la mesa de
gobierno y a hacer declaraciones que ya nos sabemos de memoria y actúa sobre el
origen del problema, desde su raíz, acabando con las mafias que se lucran con
estas muertes, sobre los gobiernos, normalmente corruptos, que les importa un
bledo lo que le pueda pasar a sus ciudadanos, y sobre los estados islamistas
que al imponer el terror como forma de gobierno hacen que se huya en estampida
buscando la libertad en Europa en un camino sin escapatoria que los llevan del
hambre, del miedo a la muerte, a la muerte
segura.
Aquí, hasta ahora, el único que ha tenido estolones
para llamar a las cosas por su nombre ha sido el papa Francisco, que no ha tenido
complejo ninguno en denunciar esta masacre y decir que esto es una vergüenza
para la Humanidad (y que lo de Armenia fue un genocidio).
Y en esas deberíamos estar, avergonzados como seres
humanos viendo cómo mueren, ahí al lado, cerca de nuestras playas llenas de
turistas, tantos seres humanos...y viendo cómo se va desecando el mar a base de
cadáveres.
Y la ONU con Europa jugando al "tú la llevas". Qué pena.