Powered By Blogger

jueves, 12 de julio de 2012

D. PERFECTO SANZ GUIJUELA


D. Perfecto es bajito, algo obeso y aun siendo relativamente joven, luce una alopecia bastante avanzada. Usa gafas con montura dorada y cristales ligeramente tintados de amarillo. Viste habitualmente, ¿cómo no?, pantalones grises, camisa blanca amarillenta o ligeramente celeste y corbata burdeos con el nudo más bien estrechito. Y por supuesto una chaqueta azul marino, casi siempre cruzada,  con los   botones dorados a juego con el escudo de solapa de la hermandad, y que parece que ya trajera puesta la caspa de serie; vamos, lo que se dice vestir con un look incuestionablemente rancio y cofradieramente correcto.

 En él confluyen todos los tópicos cofrades posibles: le gusta el pescaíto frito, la cerveza Cruzcampo, el tinto, las torrijas y vota al PP(o al menos eso dice votar).

D. Perfecto pertenece a cuatro o cinco cofradías en las que por descontado nunca ha hecho absolutamente nada productivo, al contrario, se ha beneficiado de ellas. En todas es conocida la enorme habilidad, el fino olfato intuitivo que tiene para enterarse de cuándo va a haber en la hermandad una visita de postín con su posterior ágape (antes copa de vino español), donde despelleja fraternalmente en Xto. a quien haga falta, para congraciarse con el hermano mayor en ejercicio al que incomprensiblemente tiene en un altar, contándole todos los chismes que quiere escuchar, y lo que es peor: contándole unos chistes absolutamente malos y antiguos que Sanz Guijuela ríe con risa de hiena y sonoras carcajadas. Es especialista en puñaladas traperas, ni que decir tiene que asestada por la espalda.

Todos conocen la proverbial  oportunidad de D. Perfecto para marcharse justo un minuto antes de finalizar la reunión y tener que pagar. Es en ese preciso momento cuando el mayordomo, que es un águila y no se le va una, hace un aparte con él en la secretaría para recordarle que debe algunos recibillos, a lo que él contesta lo de siempre,  que mañana mandará a alguien para pagarlos y que además dará un donativo para la saya que le están bordando a la Virgen. Por supuesto que el mayordomo no verá jamás ni las cuotas ni el donativo, y encima D. Perfecto, el insaciable, saldrá de la secretaría cargado con carteles, boletines y estampitas, gratis total, claro está. Si hasta algunas veces se lleva lo que sobra del ágape en un táper diciendo aquello de “es que es una pena que se estropee, y como se va a tirar...”. Así, su distinguida esposa Doña Patrocinio de las Llagas de Sanz Guijuela (de soltera Patrocinio de las Llagas Rojas) se encontrará la cena hecha y no tendrá ni que encender el microondas.

 Y es que ella echa de menos su vida de soltera al pertenecer a una buenísima familia con títulos, criadas con cofia, cocineras, mayordomos y mecánico particular que la traía y la llevaba en su viejo Hispano-Alemán. Esta noble procedencia de Doña Patro le valió, entre otras cosas, para colocar a su marido en un carguito de la Junta de Andalucía, con lo cual este singular cofrade lleva ya unos cuantos años jubilado en vida gracias a un oportunísimo ERE, así que tiene todo el tiempo del mundo para estar intrigando todo el santo día, en la casa  hermandad por la tarde, y en el bar de al lado de la capilla por la mañana.

La lentitud de este cofrade para sacar la cartera a la hora de pagar es inversamente proporcional a la velocidad de su eyaculación precoz, motivo y dolencia por la que quizá solo tenga un hijo, Pedrito Sanz Guijuela Llagas, apodado Pedro “el sanguinario” porque en el recreo  sangra todo lo que puede, lo mismo extorsiona un zumo que le curra a sus compañeros el Bollicao a cambio de una estampita de las que su papá se lleva a puñados de la hermandad, por supuesto sin pagar, porque eran las sobrantes del último quinario y, claro está, como llevan impresas la fecha ya no sirven para nada. Pedrito ya apunta maneras. Lo de siempre: de tal palo…

D. Augusto nunca ha estado en ninguna junta de gobierno, esa es su mayor frustración y su más ferviente anhelo, su razón de vivir,  y el motivo por el que acosa con chistes y maledicencias a quien le interese para ganarse el favor para su causa: llegar a ser lo que sea en alguna junta de gobierno.

 Y es que nadie nunca ha confiado en él. Pero mira por dónde, degenerando, degenerando, el hermano mayor actual (otro perfecto inútil) lo va a meter con calzador en su junta como agradecimiento a la inquebrantable lealtad de su amigo y adulador, y porque lo tiene informado del hilo al pabilo de todo lo que acontece en las cofradías, y de lo que no son las cofradías, de las cloacas de cada hermandad, de las cañerías del Consejo; hasta del rumor del embarazo de penalti de Sarita Salida, a la que la lengua viperina de D. Perfecto llama Zorrita Salida, una niñata que apoyaba a cierto maromo de la otra candidatura…..Así que por fin va a entrar en la junta para sustituir a Paquito, un oficial que ha decidido salir del almacén, porque de gordo que es no cabía en ningún armario, y se va a ir de activista a una nueva O.N.G., Estilistas Sin Fronteras.

Ya se han colmado sus anhelos. Ya D. Augusto destila felicidad por los poros de su piel que le transpira por los sobacos de su  blazer azul y Dña. Patrocinio supura alegría por todas sus llagas. Ya se ha hecho justicia en las cofradías. Ya se ve la mañana de Corpus saludando vara en mano, y al lado del guión con otra vara el día de la protestación de fe; ya se ve representando en el Consejo  a su mentor, cuando al desastroso hermano mayor no le interese ir, y dando codazos para ser el primero en besuquear hasta el baboseo el pastoral anillo del obispo en la próxima audiencia. Ya sueña alguna salida extraordinaria para poder pasearse a cara descubierta delante del paso, y siente que se le va la vida precozmente de placer figurándose en un plató de televisión explicando los actos extraordinarios de su hermandad, y del farde que se van a pegar Dña. Patrocinio en las reuniones de las camaristas y de las damas del ropero de la Virgen, y Pedrito en el recreo del cole.

 Pero esto merecería un capítulo aparte, o dos, o un libro entero. Porque el ego de San Guijuela no tiene medida, es insaciable. Él solo mide y cicatea si hay que poner dinero de su bolsillo para algo; pero si se trata del presupuesto de la hermandad, lo que haga falta y hubiera menester.
Así de desprendido es D. Perfecto; así de perfectos son algunos, pocos, personajillos (pero que haber, haylos) que se mueven el inframundo de las cofradías

Los más jóvenes puede que no; pero los que ya peinamos canas (si no nos las hemos teñido con Eva Color nº5 o con Just For Men) no tendremos problemas, con las lógicas exageraciones de una caricatura, en ponerles nombres y apellidos, ¿a que no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario