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jueves, 19 de julio de 2012

POR UNA VEZ Y SIN QUE SIRVA DE PRECEDENTE


Los drásticos recortes que el gobierno de la nación ha aplicado como medida  necesaria  para según ellos poder salir de la crisis, activar la economía y crear empleo, ha desatado un torrente de opiniones en las redes sociales, especialmente en Facebook.

Lo mismo que cada español llevamos dentro un seleccionador nacional, también llevamos un político, incluso a un presidente del gobierno que arreglaría esto de un plumazo. Así que, por una vez y sin que sirva de precedente, me gustaría expresar mi opinión en este espacio que en absoluto fue creado para la política, sino para algo mucho más noble para mí como son las cofradías y el conjunto de la Semana Santa.

Soy maestro de primaria, de eso vivo, esa fue desde siempre mi vocación, la política me ha interesado  en tertulias de café, y en el sagrado momento, (para mí la única y esencial grandeza de la democracia) de elegir a mis representantes con mi voto. Nunca he estado arrimado a ningún perol de partido político alguno, por eso tengo la absoluta libertad moral para decir de cada partido lo que me pueda venir en gana. Durante mi vida he votado a diferentes tendencias políticas, (¿quién no es revolucionario a los dieciocho y conservador a los cincuenta?). Todos, repito que todos, en alguna parte de sus incumplidos programas me han defraudado. Pero tengo memoria, y sé lo que cada uno ha dado de sí según mi forma de entender la política.

Quizás por eso me sorprende que se haya formado esta conmoción social por algo que no me digan que no se veía venir desde que el anterior gobierno empezara con los recortes, ahora agudizados hasta adquirir tintes dramáticos en muchos casos. ¿Pero alguien  en su sano juicio podía pensar que esto iba a ser fácil, con la situación económica que tenemos? ¿A  alguien se le escapa que nuestro país ha vivido demasiado tiempo por encima de sus posibilidades? Creo que no son tan criticables las medidas adoptadas por el gobierno como el hecho de no haber empezado primero ellos dando ejemplo, suprimiendo jubilaciones astronómicas, dietas de viajes,  dietas por alojamiento, móviles, transporte, tarjetas de crédito y un sinfín de prebendas, que si bien es verdad que los actuales gobernantes no crearon, tampoco han tenido agallas de suprimir, actuando como los anteriores, aunque solo fuera como un simple gesto de solidaridad con los ciudadanos que somos los que pagamos los platos rotos de la inutilidad de los políticos, y de los sesudos economistas que no han sabido parar este desastre .¿Cuántas veces se negó la crisis en la anterior legislatura? ¿Por qué no se tomaron medidas a tiempo? Porque lógicamente esas medidas, como ahora vemos, son dolorosas y tremendamente impopulares. Y primaba más conservar votantes que poner las bases de la recuperación económica. Y ahora, al nuevo gobierno le toca bailar con la más fea. ¿O es que alguien puede pensar que este gobierno hace esto para que nadie les vote más? Otra cosa es la idoneidad de las medidas, cuando hay tantas cosas donde recortar antes que echarle la carga a los de siempre. ¿Cuánto nos apostamos que cuando lleguen otra vez los socialistas no derogarán ninguna de las medidas impuestas por el PP, como Rajoy no va a derogar, por ejemplo, la ley del aborto de Zapatero? Ya lo veremos.

¿Que sobran políticos en esta cuatriplicidad de cargos, en esta inútil superposición de administraciones? ¿Qué es imposible para cualquier economía soportar, además del nacional, diecisiete gobiernos taifas? Eso lo sabe cualquiera, lo mismo que sobraban con anteriores gobiernos, desde la UCD. Pero nadie parece haberse quejado hasta ahora, al menos con tanta claridad.

¿Que la corrupción se pasea como Pedro por su casa por los partidos políticos? Claro está que sí; pero por todos: unos trajes en el PP, viajes y mariscadas en IU pagadas con dinero del erario público, desvío de dinero de los parados para pagar cocaína y prostíbulos en el PSOE…. Pero los medios de comunicación siempre han hecho más hincapié denunciando a unos más que a otros, y que conste que pienso, porque todos los conocemos, que en cualquier partido político hay gente honrada a carta cabal, pero no sé que les pasa que cuando se constituyen no en clase, sino en casta política, se transforman en cómplices de muchos desmanes, quizá por miedo a perder la bicoca que al parecer es eso de vivir de la política. Y ni que decir tiene que no todos tienen la misma capacidad, ni son igual de profesionales; ni tienen tampoco la misma abnegación en el trabajo.

Mención aparte merecería la distinta actitud de los sindicatos que mientras engrosaba el número de parados, negaban también la crisis aplaudiendo en el Congreso las medidas del gobierno anterior, cuando con este, desde el primer momento amenazaron con incendiar la calle (Sic). También ellos podrían solidarizarse con los ciudadanos reduciendo drásticamente el desproporcionado número de liberados sindicales, o suprimiendo el presupuesto para inútiles cursillos de formación contribuyendo así a aliviar la ingente cantidad de dinero subvencionado que les llega del Estado.

La izquierda siempre tuvo la habilidad de saber movilizar como nadie (recordemos los incidentes que sucedieron a los atentados del 11M, con el famoso “pásalo”, causa innegable de la llegada de D. José Luis Rodríguez Zapatero a la presidencia del gobierno. Al contrario  que la derecha, que tiene el problema de no saber explicar claramente las medidas que adopta. ¿Por qué no dicen claramente ya cuál es la situación económica que dejó el PSOE? Al menos yo todavía no lo sé.

Los medios de comunicación no tratan igual los errores de unos y de otros, negarlo sería negar la evidencia. No se corta con las mismas tijeras. Un miembro del PP, sin cargo institucional alguno, es pillado infraganti conduciendo con elevada tasa de alcohol, y tiene que dimitir como presidente de NNGG de la comunidad  de Madrid. Sin embargo ocurre lo mismo con un diputado socialista de la provincia de Huelva, y después de espetarle  al guardia civil que lo intercepta el consabido y muy franquista expresión de “usted no sabe con quién está hablando”, no dimite, y los medios de comunicación lo amparan con su silencio. O como la comprensión que se tiene con el problema de los mineros (y con algunas salvajadas de sus manifestaciones) mientras que cuando se cerraron los caladeros de pesca en Marruecos que hace desaparecer prácticamente la flota pesquera en Huelva apenas mereció la atención de los informativos nacionales, ni sindicales. Ejemplos hay para no parar de escribir. ¿Se acuerdan del tratamiento dado por la prensa afín al anterior gobierno del hundimiento del Prestige y al incendio forestal de Berrocal, mucho más grave? A Galicia la forraron de millones de euros, pero, ¿qué hicieron aquí?

España es un país difícil, muy difícil. De la confrontación entre bandos tenemos demasiados testimonios en nuestra historia, algunos relativamente recientes y que en vez de relegar al olvido, nos empeñamos en revitalizar y parece que nos gusta tenerlo a mano para arrojárnoslo a la cara. Con lo que siempre hemos sido capaces de hacer cuando nos lo hemos propuesto, cuando nos hemos unido por una causa común, como cuando guiados por S. M. el rey D. Juan Carlos fuimos capaces de realizar una transición modélica que fue la admiración de todo el mundo, y  nunca, sin ser temida, fue España tan respetada, dentro y fuera de nuestras fronteras.

 La democracia con sus defectos y sus carencias es, como se suele decir, el menos malo de los sistemas políticos, en nosotros está saber buscar en ella, en nuestra democracia, la forma de superar esta crisis que injustamente vemos recaer sobre quienes ninguna culpa tenemos, mientras los bancos se rescatan con dinero europeo y nuestros políticos y sindicatos siguen sin dar ejemplo de austeridad y, con la complicidad de grupos de presión mediáticos, dividiendo peligrosamente cada vez más a la nación.

Recuerdo, cuando su redacción, la agria discusión de los Padres de la Constitución sobre la inclusión, o exclusión (como al final sucedió) de la palabra Dios en el preámbulo de nuestra Carta Magna. A lo mejor es por eso estos despropósitos, porque Europa, con nosotros dentro, está  olvidando y abandonando a marchas forzadas sus orígenes cristianos, y nos gobiernan ignorando a Dios.

Somos un gran país, a pesar de muchos de sus políticos y de sus democráticamente necesarios partidos. Hay que tener esperanza. Y lo mismo que hay alumnos que aprenden a pesar de sus profesores, aprenderemos a salir de éstas y, con la ayuda de Dios a quien no podemos arrinconar, sin Nacionales Catolicismos, pero considerando nuestras raíces cristianas, lograremos mirar con optimismo al futuro que volverá a poner en su lugar a la nación más antigua de Europa, que a mí me gusta y no me da miedo ni reparo de  llamarla por su nombre: España.

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