Creo que todos estaremos de acuerdo en que para proclamar nuestra fe no hubiera hecho falta ningún acto especial, ni procesiones extraordinarias ninguna. Creo incluso que la Fe, así con mayúsculas, está muy por encima de manifestaciones más o menos especiales, donde a lo mejor pueda quedar diluida, como disuelta entre tanto estruendo celebrativo. Pero creo también que se está vapuleando por lado y lado y sin piedad al Acto de celebración de la Fe que se prepara en Huelva.
Si nos ponemos por la tremenda, nada de las
cofradías es crucialmente necesario para vivir la Fe en cristiano. Ni viacrucis
cuaresmales, ni quinarios a nuestras sagradas imágenes, ni siquiera la estación
de penitencia del día de salida... Nada, si no se vive en el cumplimiento de
los preceptos de la Iglesia. Con ir a misa los domingos y cumplir los
Mandamientos, con todo lo que ello conlleva, sería bastante, no haría falta
nada más para celebrar todos los días, no extraordinariamente, nuestra fe.
Pero miren ustedes por dónde las cofradías están fundadas
para eso, para hacer pública manifestación de fe en sus estaciones
penitenciales, y por tanto es lógico que en este año especial queramos hacer
algo especial, ¿o es que nuestra ciudad o nuestra diócesis van a ser diferentes
a las del resto de Andalucía? Otra cosa es cómo se organice y que dicho acto
sea en verdad una auténtica lección de catequesis popular, en un mundo cada vez
más alejado de la Religión, y donde las cofradías tienen mucho, muchísimo que
decir con su incuestionable poder de atracción.
Por eso me causa perplejidad cómo, por un lado un
exceso de puritanismo y por otro los que abominan de la Magna por cuestiones de
estética o simplemente porque en ella no participen las mejores bandas de
Sevilla, estemos una vez más dividiéndonos y dando el espectáculo. Cierta dosis
de postureo también hay. ¿Cómo ha podido cambiar esto tanto en tan poco tiempo?
Cierto es que a un mes justo del evento apenas si
sabemos en qué consistirá exactamente, que falta información, que a lo mejor (o
seguro) se podría hacer de otra manera, que en Huelva hay cofrades capaces de
haber organizado este acto con más ambición, pues puede que sí. Y cierto tipo
de crítica es absolutamente legítima y bien fundamentada. Pero esta es la
realidad que nos asiste, la que nosotros, si no querido, al menos hemos
consentido. Y con eso es con lo que tenemos que contar. Al igual que tendremos
que contar con las hermandades que sí han decidido participar y respetando a
las que no lo harán, aunque sus razones, en algunos casos, no en todos, sean
más de política interna, más de cainismo cofrade, más de vendetta contra el
Consejo, que de estricto rechazo al acto de la Fe, o porque alberguen algunos
temores, o porque sencillamente somos así de autodestructivos; vamos, de joíos
y puñeteros.
El proyectado Acto de Fe tendrá éxito si se reviste
de auténtico sentido cofrade, porque las cofradías tienen la habilidad de hacer
tangible lo abstracto, humanizar lo divino, ponerle cara a la Fe en cada una de
nuestras imágenes. Podemos tocarlas, acariciarlas, besarlas, pasearlas en
triunfo por nuestras calles, acercarlas físicamente a nosotros, hacerlas
terrenas sin que pierdan su carácter
sagrado ni su unción religiosa.
Por eso, y porque su hermandad así lo ha decidido,
saldrá Nuestro Padre Jesús Nazareno, para que le puedan demostrar su Fe en la
calle y a cara descubierta los mismos que se la demuestran a diario en el altar
de su capilla. Porque no se entendería que la única imagen que ha sido
solicitada por tres veces para presidir el Viacrucis de Cuaresma, rechazara la
invitación del Consejo de Cofradías para un acto especial, porque Huelva no entendería que en cualquier
acto cofrade que se organizara faltase su Señor, porque siempre lo necesita,
porque nunca se sacia de Él. Solo por la gloria de verlo alzado de nuevo sobre
su paso, aunque sea quieto y dentro de su templo de la Purísima Concepción, ya
habrá merecido la pena.
He dudado mucho en escribir de nuevo en este muro
para volver a lamentarme de los males que aquejan a nuestra Semana Santa, arriesgándome
a granjearme más enemigos y temiendo echar más leña al fuego. Pero dicen que
"morimos cuando guardamos silencio ante las cosas que importan", y
como yo no quiero estar muerto y me sigue importando las cofradías, por eso lo hago.
Vuelta la burra al trigo. No escarmiento.
El próximo diecinueve de octubre, si Dios así lo
quiere y la lluvia lo permite, vuelve a salir El Nazareno, sale la razón primera
de mi Fe, y la de otros muchos, sale el Señor de Huelva. Con eso tengo bastante
para desear, para soñar que todo salga bien y contribuir en lo que pueda a
través de mi hermandad al esplendor de ese día. Y si queréis llamarme
sacapasos, ¿qué le vamos a hacer? Lo entenderé, estáis en todo vuestro derecho.
Nunca estamos contentos con nada.