Que dice aquí mi señora que para triunfar en este
mundo hay que ser mala persona, que no hay justicia, y siempre ha mantenido que
a los que peor se portan con los demás son a los que mejor les va en la vida. Yo
me resisto a aceptarlo, pero puede que hasta
tenga razón. Y ya si nos referimos al mundo cofrade, y últimamente visto lo visto, seguro que lleva razón. Aunque
me duela dársela.
Siempre han existido y siguen existiendo celos y
recelos entre cofradías, y lo que es peor, entre hermanos de la misma cofradía.
Parece que esto sea consustancial al ser cofrades. A nadie se le escapa los
desencuentros históricos, las malas relaciones, los litigios, unos absurdos,
otros no tanto, que han hecho que esté permanentemente de rabiosa actualidad el
viejo dicho de "ni fías ni porfías en cuestión de cofradías". Pero
creo que con la inquina, con la falta de respeto, el poco estilo, con los malos
modos y la malababa con que nos tratamos hoy en día para conseguir cualquier
fin, sea moralmente lícito o no lo sea tanto, no tiene parangón alguno con lo
que ocurría en otro tiempo. Igual estoy equivocado, pero me malicio que no.
Hoy hay directores que matarían por quitarle el contrato a tal o cual banda, firmando por tal
o cual hermandad, que mientras cobren más barato se dejará querer . Hoy hay floristas que para
abrirse mercado ( y más como están las cosas y si hablamos de negocios) que
hasta venderían a su madre en una mala rifa. Hoy hay capataces que no dudarían
en remover una junta de gobierno, y moverle la silla al propio hermano mayor
usando a "sus" costaleros, que a lo mejor desconocen el devenir de la
hermandad y votan según los intereses de su amigo el capataz que puede temer
perder el martillo....Pero lo peor es que hay miembros de juntas de gobierno
que harían todo esto y más con tal de lograr una foto en un periódico, aunque
sea de los gratuitos, y no digamos ya veinte segundos en "prime
times" en una televisión local. Vamos que es que se pirran por tener algo
de notoriedad, que en otras latitudes entendería, pero ¿qué posición social tienen
aquí los hermanos mayores? Y si me apuran, ¿qué relevancia ni prestigio social
tienen aquí las cofradías, se nos tiene en cuenta para algo?
Lo triste es
que para llegar a esto no le habrá importado dejar en la cuneta a quienes a lo
mejor valen más que él y encima le habrá pisado el cuello a quien lo trajo a la
hermandad y lo crió a sus pechos. Que es lo que más puede doler en el alma.
Y aquí sí que no hay prebendas, ni privilegios, ni
distinciones. Ocurre lo mismo en cofradías con siglos de existencia, más
explicable (no más lógico), pues la convivencia se deteriora con el tiempo, se
forman grupos más afines unos que otro; incluso familias que tradicionalmente
han pertenecido al gobierno de la hermandad, y aun habiéndolas sostenido en tiempos de decadencia, que todo
hay que decirlo, muestran distintos
criterios a la hora de dirigirla. Pero es inexplicable que esto ocurra también
en hermandades de reciente creación, entre cofrades jóvenes que se han criado
juntos, que han visto nacer y dar sus
primeros pasos a su hermandad, que han crecido con la ilusión de ver hechos
realidad los primeros proyectos, los
primeros logros... Pero que en el preciso momento de renovar en unas elecciones
a la primera junta de gobierno que tiene la hermandad, en términos taurinos
"a la primera y sin descabello", ya empiezan a mostrarse con la misma
sinrazón que otra hermandad
multicentenaria. ¿Cómo es posible esto si no les ha dado ni tiempo de pelearse?
Los que se criaron como hermanos, que convivieron como tales, ahora son
enemigos; ni se hablan, ni se miran. Y si no existiera de por medio algo de
buena educación en muchos de ellos, llegaría a verse algún bochornoso
espectáculo, mucho más lamentable.
Aquí, en la
hermandad nueva, nadie trajo a nadie, todos fueron aprendiendo de esto al mismo
tiempo; unos se comprometieron más y otros menos; unos quisieron la hermandad
de una manera y otros la pretendieron de otra , en igualdad de condiciones, a
un mismo tiempo. Pero, ¿y cuando ocurre que quién te da la puñalá trapera es
alguien que tú mismo has traído a la hermandad, que le has abierto las puertas
de par en par, que le has permitido llegar, sin que nadie te obligara, hasta donde
a ti jamás te permitieron llegar cuando empezabas, que les enseñaste lo que ni
a tus más allegados les enseñaste nunca, que les allanaste el camino, que lo
defendiste ante las críticas de los que veían venir el puñal traicionero mientras
tú estabas en Babia, que confiaste en él, o en ella? Esto lleva un dolor
añadido difícil de explicar, un IVA emocional costoso y cruel que mina y
cuestiona para siempre tu anterior dedicación en alma y vida a la hermandad, un
pago de Judas, un golpe de Caín que difícilmente podrás superar. Y algo que te
hará mantener receloso y desconfiado para los restos, para siempre. Lo que
antes era entrega generosa y feliz, proyectada hacia el futuro con ilusión
colectiva se torna cicatería, medición de tiempo dedicado, comparaciones
odiosas, ranking de disponibilidades entre hermanos, a ver quién viene a
trabajar y quién no, como si se tratara de dirigir una empresa y no una
cofradía....
Después de esto, ya nada será igual, no habrá
reconciliación, ni posible componenda. Son heridas que cicatrizan difícilmente,
o nunca. Actitudes que le allanan el camino a la mediocridad en cualquier
hermandad. Eso y no el hecho de que aparten a alguien válido es lo que torturai
verdaderamente , es la amarga decepción de criar cuervos para que te saquen los
ojos....Y mientras te los saquen a ti, bien está.
Pero lo
cierto y verdad (y lo más triste) es que
al final quien se queda ciega, a quien verdaderamente le sacan los ojos es a la
cofradía. Y qué desesperanzador es comprobar con la inusitada frecuencia con
que actualmente se ven las navajas acechando en los más oscuros callejones de
la peor Semana Santa. Eso no es Semana Santa. Esas no son cofradías. Eso no es
Igesia.