A modo de las célebres "pirindolas" de la página web
Huelva Cofrade, y como sencillo homenaje hacia ella ahora que celebramos el
décimo aniversario de su feliz irrupción en la Red de Redes (no se pierdan la excelente
exposición de fotos en la Casa Colón), vamos a soñar con la Semana Santa que se
acerca.
Hoy, a las
puertas de una nueva Cuaresma, cuando la espera
acaba y todo empieza; cuando el tiempo se precipita ya hacia los días
deseados, cuando ya todo gira en torno a los sueños de cualquier cofrade,
vamos a hacer una protestación de fe, una sencilla y sincera declaración de
buenas intenciones de lo que queremos que sea esta fiesta, sagrada, pero fiesta
al fin y al cabo; para que volvamos a reencontrarnos, cuando llegue, con la
Semana Santa de siempre, sin deformaciones, con el lógico tributo al paso del
tiempo y con las mejoras que la dedicación y el trabajo del cofrade aporta año
tras año, perfeccionando, completando, a
su hermandad y por tanto enriqueciendo a la Semana Santa total.
Por eso, comenzamos, como en las protestaciones de
fe en las funciones principales de instituto de nuestras hermandades, en el
Nombre de Dios omnipotente, uno en esencia y trino en sus divinas personas,
Padre, Hijo y Espíritu Santo....
QUEREMOS:
*Que haga calor, mucho calor; tanto, que tengamos
que buscar la sombra en la solana de la Plaza de San Pedro esperando la salida
de la Borriquita; que los cirios se doblen en el cuadril de los nazarenos y que
para ir a ver las recogidas solo tengamos que ir a casa a buscar un chaleco,
pero finito, ¿eh?
*Que lo único que llueva durante tooooda la semana
sean pétalos a los pasos de Virgen, y claveles enteros, si acaso, a los de
Cristo, nunca pétalos, que no parezca que al monte del paso le hayan tirado un
puñado de papelillos del último carnaval.
*Que el clamor se levante al paso de una cofradía
popular, de barrio. Y que se oiga hasta el rodar de las lágrimas de emoción en
las de silencio. Que se respete cada cosa en cada momento.
* Queremos el susurro, como de oración musitada,
ante el crujido del ruán y la algarabía en el revuelo de una capa de raso o de
terciopelo, parando, templando y mandando en la tarde, clara y alegre con
adornos de alamares de sol.
*Queremos oir marchas, muchas marchas; pero
alternando con silencios, porque nos gustaría saber cuándo termina una y
empieza otra.
Queremos oir saetas, pero no queremos ver un
festival de "Se llama copla" en un balcón. La mesura, la medida, debe
seguir imperando en la Semana Santa.
*Quermos oir marchas nuevas, y también de las
viejas. Todo cabe. Ni todos moros, ni todos cristianos; ni todas de esas nuevas
de nombres retorcidos, ni todas de las de siempre; y si hay que abusar, mejor
de las de siempre.
*Queremos escuchar las marchas de la banda, no las
que silba el jartible de turno que desde que la marca la corneta, se apresura a anunciar en voz alta el título, como si
estuviera participando en "Ahora caigo". Callaíto se está más guapo.
*Queremos ver las imágenes bien vestidas, no
disfrazadas para poner de manifiesto el virtuosismo de nadie. Para eso está la
papiroflexia y la alta costura, y para jugar a las muñecas ya está el equipo de
maquillaje de la Señorita Pepis.
*Queremos ver buenas chicotás, incluso largas si
hiciera falta; pero no eternas. No hace falta esfuerzos titánicos, no hay nada
que demostrar, ni ningún record que batir. Solo pasear en triunfo a Cristo y a
su madre. ¿Nos parece poco?
*Queremos ver andar los pasos, con paso largo los de
Cristo, sobre los pies en los de Virgen, y que el tiempo se pare en una revirá;
que nos haga soñar, pero no dormirnos, queremos soñar despiertos, porque ver
alejarse un palio por su trasera es un
sueño que se aleja.
*Queremos oir al capataz llamando a su cuadrilla
para levantar el paso. Pero el pregón que lo dé el pregonero el Domingo de
Pasión en el Gran Teatro. Manolo Santiago solo ha habido y habrá uno solo en la
historia.
*Queremos ver buenos arreglos de flores, no una
exposición de Interflora, que no queremos que los pasos se conviertan en un
escaparate de Floralia 2014.
*Queremos ver cofradías tranquilamente en cualquier
esquina, al pie de cualquier acera, en nuestro palco, queremos que los nenes y
las nenas dejen de dar por culo; y a tenor de esto, ya que estamos y de camino,
queremos recordar a los padres de estas criaturas que la Carrera Oficial no es
una guardería y que sus calles se cierran al tráfico para que por ella puedan
desfilar ordenadamente las cofradías, no para que sus campeones y princesas campen a sus anchas acosando a los nazarenos para que les den cera, estampas, o
lo que haga falta, y corriendo y molestando entre las filas.
*Queremos horarios ajustados a los itinerarios,
cofradías caminando con pulso, con ritmo y cadencia de paso , no la eternidad
esperando en una esquina.
* Queremos que la Carrera Oficial no se convierta en
un comedero de pipas, vamos, en un pipódromo, que el ruidito de las pipas
devoradas con inusitada fruición también rompen el silencio, y cuyas cáscaras
escupidas con virulencia ensucian la carrera y contaminan. Las alfombras de
semillas en el suelo son más propias del
Corpus, y de otras latitudes. A comer, a los bares...O a casa.
*Queremos oir los vivas salidos del corazón, no
coreografías repetitivas; piropos espontáneos, no una clac de teatro, no
queremos ver emociones de plástico, ya ensayadas, delante del paso. Y no habrá
que recordar que el último tramo de una cofradía es el de los ciriales, no el
de los fotógrafos... Y ahí quedó, las tres patas del trípode al suelo por
igual....
*Queremos que estos cuarenta y pocos días que nos
separan de la Gloria, sean otros tantos propósitos de acercamiento a Cristo, a
través de la mediación de la Virgen. Queremos los cultos llenos, largas filas
en la protestaciones de Fe. Pero también queremos prestes detrás de los pasos.
*Queremos un Jueves Santo azul, pleno de mantillas y sagrarios.
*Y queremos la ciudad vestida de fiesta, con
colgaduras en sus balcones, tomada sus calles por la gente, ríos de gente al
encuentro de las cofradías, y los bares llenos, y que al camión de las
hamburguesas que ponen en Pablo Rada se les funda las luces, y las heladerías
abiertas, y al tío del coqui con su bandeja que no dé a basto y olor a
calentitos y a aguardiente una mañana del Viernes Santo que deseamos luminosa,
como las de casi siempre.
*Y queremos emocionarnos con lo de siempre; pero
dejando una rendija abierta a la sorpresa, a nuevas emociones, una Semana Santa
menos reglada, más dispuesta al asombro de lo nuevo, siempre que esté bien
hecho.
*Y por fin queremos... queremos que llegue ya.
Esta es nuestra fe, esta es la fe de una ciudad que
nunca luce más radiante, más viva, más abierta, y que es mucha más Huelva cuando llega la Semana Santa. No te la pierdas.
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