Que la
ciudad de Ayamonte tiene una más que hermosa Semana Santa es indiscutible, que
solamente hay que ver sus cofradías para llegar a la conclusión de que los
ayamontinos sienten, viven y piensan en cofrade.
Siempre, desde hace mucho tiempo, me ha
cautivado la sublime belleza de la Amargura del Salvador, mucho antes, incluso,
de que fuera bajo palio. Me ha emocionado la devoción, auténtica y
personalísima, de Padre Jesús de la Villa, y permanece perenne en mi memoria
desde que lo vi, siendo yo un chiquillo, subiendo (o bajando, ya no me acuerdo)
la calle Galdámez. Siempre me llamó la atención la peculiaridad de que la Puerta
de España contara con dos magníficas hermandades del Santo Entierro, y me ha
embelesado la indiscutible majestad de la Virgen de las Angustias, celestial
Patrona de Ayamonte. Pero la
retransmisión que Canal Costa hizo ayer de la Procesión Magna Mariana, fue
cuanto menos, peculiar, muy peculiar. Y tremendamente pacata.
Hace tiempo
que escribí sobre el poco afecto, que en general, sienten los pueblos y ciudades de la provincia hacia
la capital. Y recuerdo que mi amigo Enrique Castellano me reconvino amablemente
asegurándome que no todo el mundo es igual. Cierto, pero el programa de ayer me
volvió a dar, aunque fuera puntualmente, la razón.
En el
programa se llega a afirmar imprecisiones como que la primera magna (Santo Entierro Grande como siempre se le
llamó) de la provincia fue allí, cuando está probado documentalmente que fue en
Huelva capital en 1889; que en la capital no hubo consejo de cofradías hasta el
año 1990, cuando los primeros datos que se tienen son de 1935; hablan del
“arzobispo” de Huelva, cuando nuestro Pastor es obispo; de la “catedral” de
Ayamonte, cuando el templo tiene rango de parroquia, bellísima, pero parroquia;
hablaban, sin rigor histórico, de fechas fundacionales de hermandades, siempre
en referencia a las de la capital y a las del resto de Andalucía; no vi pasos
de superior calidad a algunos, bastantes, de Huelva (la belleza es subjetiva,
por eso digo calidad); si atendemos a los pasos de “misterio”, tampoco los veo…
Y si, según ellos, (a mí no me miren) los de la televisión, había allí dos mil
personas, tampoco es para sacar pecho. Dos mil personas hay en cualquier
recogida de cofradía de medio pelo. Incluso muchas más.
La cosa ya
prometía cuando en la “promo” de dicho evento se utilizó más de la mitad del
tiempo en agravios comparativos con la capital, con la ciudad de Huelva. Ya en
la retransmisión del evento en sí, de más de seis horas, se pronunció
demasiadas veces las expresiones “de la provincia”, “de Andalucía”, “de España”.
Solo faltó decir “del Mundo Mundial”, y hasta se nombró reiteradamente (lo que
cambian los tiempos) a Isla Cristina. Pero se ignoró, haciendo verdaderos
malabares para no nombrarla, a la capital de la provincia, a la ciudad de
Huelva. Ni por asomo hicieron referencia alguna al Acto de Misericordia
previsto para septiembre, yendo, como iba la cosa, de procesiones magnas.
Tantos
“hinchonazos” dieron a Huelva, que siendo ellos tan del carnaval, se me vino a
la mente ese estribillo de la chirigota “Los Pofesionales”, de El Love, que
decía aquello de “no me pegues tiritos en el pecho, pégamelo en la capa de
ozono que ya está el boquete hecho”, ¿o era en el culo?...
Lo dicho,
solo me queda felicitar al pueblo de Ayamonte por la magnífica organización de
la Magna Procesión Mariana del sábado, y a sus auténticas protagonistas, sus
hermandades.
No puedo
decir lo mismo de la televisión que retransmitió el evento, que más que Canal
Costa podría rebautizarse como Canal Costra, por la capa provincianista y de
cierto complejo que destilaban sus comentarios, cuando tantos y buenos
costaleros onubenses, y acólitos, fueron debajo y delante de los pasos
ayamontinos.
Y una última
reflexión, los onubenses magnoescépticos que fueron a la procesión pondrán el
mismo entusiasmo en la de Huelva, o como será una magna de pasos de Cristo en
vez de palios no les mola lo mismo, no quiero ni pensarlo…
Insisto, y lo digo de corazón: mi más sincera enhorabuena,
Ayamonte.
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