Vamos a hablar claro de una puñetera vez. Hay curas,
pocos, pero con peso específico en nuestra diócesis, que no quieren que se haga
el Santo Entierro Magno el Sábado Santo
para conmemorar el Año de la Fe, y algunos del Consejo del Presbiterio
que ni en Viernes Santo ni en ningún otro día. Ni Santo Entierro Magno, ni nada
donde intervengan las cofradías. Pero que ningún cofrade que lea esto se rasgue
las vestiduras, o que se las rasgue si quiere, pero esto es lo que hay y no es
para sorprenderse.
Porque si vamos a hablar claro, vamos también a ser
sinceros. Muchos cofrades y mayormente los no cofrades verán pasar la magna
procesión, si al final se hace, como si fueran aquellas impresionantes
cabalgatas, tristemente desaparecidas como tantas otras cosas de Huelva, que
Castro preparaba para las Colombinas, preciosas, coloristas; pero ya está.
Veríamos pasar un incomparable espectáculo, sí; pero me da a mí que no se iba a
producir una conversión en masa que "acolapsara de criaturitas", como
diría Lopera, los solitarios confesionarios de nuestras poco frecuentadas
parroquias. No creo que una sucesión de veintiún pasos, uno detrás de otro, sirva
para que se acabe la sequía de vocaciones, ni que vaya a cambiar para mejor el
creciente desapego de la sociedad por lo verdaderamente religioso.
Pero estos que nos desprecian y ningunean deberían
entender que esta procesión magna sería una forma de demostrar a los que
desconfían de nosotros que las cofradías están en sintonía con la Iglesia, y
más en los momentos importantes como es el caso de este Año de la Fe, y que
nuestras sagradas imágenes cumplirían aquí
como en ningún otro momento su misión más importante, la de catequizar al
Pueblo de Dios. Ellos que nos miran por encima del hombro (a veces, con motivo;
en este caso no) pero que luego no son capaces de llenar sus iglesias ni en
misas de domingos, alguna responsabilidad tendrán, digo yo, ¿o no?. Y encima se
permiten el lujo de recelar del poder de convocatoria que, por lo menos en las calles, tienen nuestras
imágenes, que si supieran o quisieran aprovechar a lo mejor otro gallo cantaría
en nuestra Semana Santa atrayendo hacia el seno de la Iglesia a quienes a lo
mejor no se implican porque nadie les ha enseñado o les ha invitado a
implicarse. Y que piensen qué sería, por ejemplo, de la procesión del Corpus si
no fuera por las tan ignoradas cofradías, pues sencillamente que el Señor
Sacramentado iría literalmente solo. ¿Es eso lo que queremos? Claro que a lo
mejor por ellos ni se haría procesión de Corpus. Ellos solo muestran una mueca
de agrado, y a duras penas, cuando inquieren a las cofradías a ser solidarias, cuando las confunden con una ONG, y no son
eso, no fueron fundadas para eso. No se dan cuenta de que pocas instituciones
en la historia, y a pesar de nuestras muchas carencias, han sido (y son) más fieles a la Iglesia y más
dóciles a su Pastor que las cofradías. No nos valoran, no nos tienen en cuenta. Y, por supuesto y
como siempre, no se puede generalizar.
Los que seguís habitualmente este blog sabéis que no
se caracteriza por ser crítico con la curia, todo lo contrario. Más de una vez
se ha tachado de servilismo a la jerarquía y ultraconservador. Pero en este
caso no puedo por menos que expresar mi perplejidad, o mi cabreo, como ustedes
gusten, ante esta posible negativa de Palacio a celebrar en Huelva el tan
traído y llevado Santo Entierro Magno en sábado, según se dice en los
mentideros cofrades. Incomprensible máxime cuando en otras localidades de
nuestra diócesis, como los casos de Almonte o Aracena sí se les ha aceptado. Es
posible que en esta reticencia al sábado se esconda el temor de crear un precedente
como nueva jornada procesional. Y ahí es donde debe entrar el Consejo para
asegurar el blindaje del sábado para el futuro como día "no
procesional", si eso es lo que se pretende, y si es que tiene que ser así.
El Consejo se debe meter ahí y en otras cosas.
Porque ¿cómo es posible que todo un Consejo de
Cofradías de la Semana Santa de Huelva se haya tirado a la piscina de la
organización de este grandioso evento sin asegurarse antes de que debajo del
trampolín estuviera aguardando el agua del respaldo del Consejo del
Presbiterio, es decir, de la guardia pretoriana del Sr. Obispo? O pecan de
cándidos o de lesa improvisación, que no sé qué será peor. Cabildos
extraordinarios, contrato de bandas, aparte de las expectativas creadas y hasta
las taquicardias de algún prioste, ¿para qué?, sin saberse desde un principio y
con absoluta certeza el día exacto de la celebración del evento.
¿Que la celebración de la Magna es vital para
conmemorar en Huelva el Año de la Fe? Pues sinceramente creo que no. Nuestra
diócesis ha preparado una serie de actos que, de hecho, ya se están celebrando.
Otra cosa es la participación que estén teniendo. ¿Que los cofrades no tenemos
otra forma de manifestarnos en el Año de la Fe? Pues sí que las hay. Asistencia
masiva a los cultos de regla, multitudinarias protestaciones de fe en la
Función Principal. Tal como está el patio, con ir a misa los domingos bastaría.
Pero hablamos de un año especial y una ocasión única para dar una grandiosa y
unitaria muestra de fe alrededor de nuestras imágenes. Sería una pena
desaprovecharla.
El día 14 de enero hay pleno del Consejo donde se
supone que todo quedará visto para sentencia. Antes habrá una comida de
fraternidad en la que la habilidad de un vicario se pondrá a prueba para enderezar
las torcidas voluntades de algunos compañeros. O esto, o lo único
"Magno" que vamos a poder celebrar , es poder tomarnos un cubata del
coñac que lleva su mismo nombre, con Coca-Cola fresquita...mmmmmmmmmm, !qué
rico!.
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