Vaya ejemplo que estamos dando. Valiente espectáculo
estamos ofreciendo a quienes menos nos quieren. Se estarán frotando las manos y
se las estarán frotando con razón. No hacemos más que mostrar nuestra peor
cara, nuestro más absoluto desconocimiento de lo que tiene que ser una cofradía
como grupo religioso que pertenece a la Iglesia, ¿o no habíamos quedado que las
cofradías deberían ser eso y no otra cosa? Porque parece ser, a tenor de lo
oído y leído últimamente, que no sabemos lo que nos traemos entre manos.
Hay quienes a estas alturas todavía no saben que un
Santo entierro Magno, o Santo Entierro Grande como se le ha llamado en Huelva
toda la vida de Dios, no es una procesión que se crea exprofeso y de la nada
para celebrar algún evento reseñable. Es la procesión de la hermandad del Santo
Entierro ya existente que se complementa con los distintos misterios de la
Pasión y Muerte de Cristo mostrándonos cronológicamente cómo fueron aquellos
momentos que cambiaron el rumbo de la Humanidad, dividiendo a la Historia en
antes y después de Cristo. Por eso esta celebración tiene lugar en Sábado Santo
allí donde la procesión del Santo Entierro cada Semana Santa, es decir, todos
los años, se desarrolla en dicha jornada cofrade; o en Viernes Santo si
habitualmente es así.
Vaya por
delante que todavía sigo sin entender por qué no puede haber en Huelva una
excepcionalidad para que esta procesión
extraordinaria se pudiera llevar a cabo en Sábado, incluso después de haber leído
la nota de prensa del Obispado. No lo entiendo. Ahora bien, de ahí a las
auténticas barbaridades que se han oído y leído a tenor de la negativa a la
magna procesión va un verdadero trecho, un insondable abismo.
Sigo sin renunciar ni a una sola de las ideas expuestas
en el anterior artículo de este mismo blog, pero no puedo estar de acuerdo en
absoluto con los ataques, rayando con el insulto, que se han vertido en contra
de algunos sacerdotes de nuestra diócesis, y hasta con el propio Obispo,
precisamente un obispo que ha acudido a las cofradías siempre que se les ha
necesitado, que se ha mostrado cercano, que ha predicado con frecuencia en sus
cultos, que ha descendido a ras del
suelo cofrade, y sin tener porqué. Lo mismo lo hemos visto tocar el martillo de
un paso en noches de ensayos, que dentro del coro de la primera voz de una
banda de cornetas y tambores, o nos lo hemos encontrado a pie de calle
contemplando como un onubense más el paso de las cofradías, ¿más cofrade, más
nuestro lo queremos? Y no estoy dando marcha atrás de lo que pienso con
respecto a la negativa al Santo entierro Grande, ni me estoy desdiciendo de que
hay en la curia quien no nos quiere, ni bien ni mal. Pero de ahí a pretender
ver a las cofradías fuera de la Iglesia, como literalmente he leído, incluso
clamando para que nos llevemos las imágenes a las casa de hermandad y hacer una
Semana Santa al margen, de por libre, hay que estar muy loco, o no tener ni
idea de lo que va esto.
Lo cierto y verdad es que con este absurdo motivo se
ha abierto una válvula de escape por donde hemos vomitado todos los odios
posibles contra nuestra propia Madre la Iglesia, contra sus ministros y contra
su Pastor. Y todo por creernos que las cofradías somos el centro del Mundo,
imprescindibles para la celebración del Año de la Fe en Huelva. Hemos querido
servir a la Iglesia como a lo mejor la Iglesia no quiere ser servida. Nos
empestillamos en querer hacer las cosas a nuestra manera, que como cofrades que
somos nos parecen la más adecuadas, la mejores, la más bonitas, y seguro que hasta
llevamos razón. Pero no podemos imponerlas. Creo que se pierde una oportunidad
de mostrar músculo en una sociedad cada vez más alejada de Cristo, más
decadente. Pero, ¿cómo vamos a empecinarnos en asistir a una fiesta dónde no
hemos sido invitados?
Y del extenso
catálogo de despropósitos que se están oyendo que se harían en el hipotético
caso de que finalmente se autorizara la tan ansiada procesión, mejor no hablar.
De vergüenza ajena. Se pretende forzar situaciones que sobrepasan el esperpento,
como las de ciertas hermandades que por su lejanía al centro de la ciudad
pudieran pretender acortar sus itinerarios el día de salida pernoctando en
templos más cercanos a la Carrera Oficial, para facilitar así su participación
en la magna procesión, aunque vaya en detrimento de su estación de penitencia
que se supone debería ser lo más importante, mucho más que participar en un
Santo Entierro Grande. ¿Es eso serio? ¿Pero esto qué es?
Y siendo como
somos, nos ha faltado el tiempo para levantar en ,las redes sociales la veda de
los disparates más absurdos para "castigar" al Obispo con ideas tan
preclaras como pasar de largo por la Concepción sin parar los pasos, ir sin
música en Carrera Oficial, que no asistan representaciones a la procesión
oficial del Entierro de Cristo......La sinrazón hecha carne de Internet.
Parece mentira que haya que recordar algo tan obvio
como que las cofradías nos debemos a la Iglesia, que somos Iglesia y que
debemos servir a la Iglesia. Pero como la Iglesia quiere ser servida, no como
los cofrades queramos. Nuestra postura creo que debe ser la del ofrecimiento,
no la de la coacción. Aquí estamos por si nos necesitan, pero no pretender
hacer una religión a nuestro gusto ni un Santo Entierro Grande conseguido a martillazos.
Pienso que todo esto pasa, entre otras cosas, por la improvisación y la falta de un proyecto común en la Semana Santa onubense. No puede ser que los proyectos en nuestras hermandades y en el propio Consejo no vayan más allá de los cuatro años de "mandato" y no se puedan desarrollar proyectos más allá de ese tiempo, ¿por qué no se pronunció el pleno de hermanos mayores cuando Su Santidad propuso el Año de la Fe para empezar entonces a trabajar en el proyecto de Procesión Magna, o por qué el actual presidente no llevó su propuesta en ese momento al entonces presidente y los los demás candidatos? La respuesta es sencilla, para en caso que se hubiera podido llevar a cabo, otorgarse el solito un mérito que debía ser de toda la Semana Santa. No hay visión global, de conjunto de nuestra Semana Santa, sólo nos miramos el ombliguito, y así nos va.
ResponderEliminarPor otra parte la mayor parte de los "cofrades" -sí, lo lees bien, con comillas- no pasan de vulgares sacapasos sin la más mínima noción de eclesialidad. Si en vez de aprenderse a diferenciar un costero y un izquierdo o si este manto lo bordó fulano en tal año, aprendieran, por ejemplo, que Marcos y Lucas son evangelistas pero no están entre los doce apóstoles, y que además de a los ensayos, conciertos de bandas y tertulias sacaojos, hay una cosa llamada Eucaristía de la que es conveniente participar de vez en cuando, otro gallo nos cantaría.
En fin, para que extenderme más. Quizá lo haga en mi blog que lo tengo abandonado el pobre. Un abrazo d.Manuel.