Tengo para mí que en Huelva nunca hubo tradición de
cruces de mayo, o al menos como se
celebran ahora. Lo que fuera cosas de chiquillos que jugaban a sacar pasos como
secuela de la semana santa que acababa de pasar, hoy se ha "cofradierizado"
ridículamente. Antes, un tabal de frutas de la tienda del padre de un amigo
puesto boca abajo, una cruz de madera encima y un monte de flores cogidas de
las bardas de las casas del Conquero (¿verdad, Manolo Cascales; a que sí,
Manolo Díaz; o no es así, Paco Lomba?) era todo, como lo que era: un juego de
niños. Lo que se ve actualmente por nuestras calles cada vez que llega mayo es
un auténtico esperpento, y lamento sinceramente si alguien se siente ofendido,
pero esto es lo que siento.
No pongo en pie dónde está el origen de este anual
despropósito, solo sé que hace algún tiempo, en un momento determinado y de la
noche a la mañana, en cada barrio de la ciudad apareció construida una
capillita de dudoso gusto arquitectónico
y en los sitios más inverosímiles (indispensable que estuviera alicatada con
azulejos de cuarto de baño) donde supuestamente se veneraba una cruz, y que se
mostraba como un logro del presidente de la asociación de vecinos que se la
"había sacado" al alcalde de turno. Y como tantas otras cosas, la
forma de celebrarse aquí las cruces es una importación deformada de las
celebraciones de las cruces de mayo de otros sitios. Y me refiero en concreto a
esa procesión de pasos de cruces de mayo.
La forma de venerar a la Santa Cruz, tan fervorosa
en tantos lugares de la provincia, especialmente en los pueblos del Condado, es
traída a la capital desposeída de cualquier unción religiosa, paganizada,
excusa para que algunos zangalones "maten el gusanillo" sacando pasos
, o para que algún prioste frustrado dé rienda suelta a los conocimientos que
no le dejan demostrar en su hermandad donde cualquier horterada puede tener su
sitio.
Dije esperpento y dije poco viendo el desfile de
cruces por la Gran Vía convertida en carrerita oficial con todos sus avíos, en
su tiempo hasta con sillas y todo, con pasos que no llevan música chupando
rueda de los que sí llevan bandas; con cruces vueltas al ayuntamiento
haciéndole reverencias a un balcón vacío; o delante de la fuente de la Plaza de
las Monjas a la cruz madrina, lo que equivaldría al palco del Consejo; con
pretendidas juntas de gobierno en las presidencias vestidos de cortos ellos y
de gitanas ellas (qué nivel, Maribel), con más años que el tejao de la Coscona,
más que Carracuca, llevando como varas el riel de una cortina (literalmente);
con pasos llenos de angelitos de Pepita Riera, o pintados en los cursos de
trabajos manuales en la muy subvencionada asociación de vecinos....¿Es o no esperpéntico?
¿Es o no es de vergüenza ajena una ciudad patas arriba para que las cruces
emulen una semana santa cateta con palmoteos de sevillanas ? Como aquella cruz
de mayo que al ir a cumplimentar a la Virgen de la Cinta no se les ocurre otra
letra más adecuada que cantarle en el altar mayor aquella tan fina de "qué
verde está el trigo, qué verde el limón, cuando estoy contigo haciendo el amor".
La mar de adecuadas, ¿no creen ustedes? Pero mientras haya quienes les alienten
desde la política, cediendo al chantaje de las AAVV y ofrezcan pan y circo a
los barrios, y encima haya hermandades que las fomenten y las reciban con guion
y todo..... Cada cual tiene derecho a celebrar las cosas como quieran, ¿pero es
necesario esa pantomima de pseudo procesión religiosa, de este sambódromo crucero? ¿No es posible dejar a
la cruz quietecita y hartarse de cerveza y habas enzapatás y de bailotear
sevillanas en las verbenas de cada barrio, como al parecer sí que hubo
tradición antaño?
Aquí lo que
hacemos es simple y llanamente jugar a los pasitos, cuando quienes
verdaderamente deberían hacerlo serían en todo caso nuestros hijos o nuestros
nietos, y jugar con un símbolo sagrado. ¿Que va contra la fe?, pues no; ¿contra
la doctrina?, no creo; ¿contra las costumbres de la Iglesia? pues tampoco me
parece.....Contra lo que sí que va es
contra el buen gusto, contra cualquier tradición que pudiera haber habido en su
tiempo y contra la personalidad de una
ciudad que tiene el norte perdido en muchas cosas, pero que en esta de la
cruces de mayo creo que se lleva la palma, vamos la Palma y Villarrasa,
Bonares, Rociana, Bollullos y el Berrocal, donde sí que se celebran las cruces como
sus seculares tradiciones mandan, con dignidad de cofradías grandes. Y es que en cosas como estas, como en otras
tantas, en Huelva, no tenemos solución. ¿Qué se le va a hacer? Otras cosas
peores.....
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